Es la tendencia de nuestra mente a estar ocupada con pensamientos, preocupaciones y distracciones. Enlazamos un pensamiento con otro, como los monos saltando de rama en rama, sin descanso, y lo que es peor sin control.

La “mente de mono” consiste en llenar nuestra mente de pensamientos sobre el pasado o sobre el futuro, rumiativos, que generan ansiedad constante, y bloqueo en la búsqueda de soluciones. Esta actividad mental desenfrenada aumenta los niveles de estrés, interfiriendo negativamente en nuestra salud mental. En ocasiones nos puede llevar a una toma de decisiones precipitada, que agrava más el problema y contribuye a generar más distorsión en la resolución del problema.

Nuestra capacidad de controlar voluntariamente la atención se ha debilitado hasta el punto en que la mente toma el control de este proceso cognitivo, así que cada vez que nuevos pensamientos surgen arrasan la atención, además suelen ser negativos y catastrofistas, lo que genera un cerebro ansioso.

Nuestra mente es súper habilidosa creando pensamientos, pero sin embargo la capacidad de enfocarnos en esos pensamientos es, deficitaria. Los pensamientos se generan de forma involuntaria, pero la capacidad de mantener el foco de atención requiere de un proceso consciente. Si no conseguimos tomar el control atencional, la mente salta de un pensamiento a otro, son control.

Cuando la mente es la que controla la atención nos sentimos desbordados, ansiosos, y sobrepasados.

Si aprendemos a controlar de forma consciente la atención, seremos capaces de frenar el pensamiento de mono, una buena práctica para lograr esto y conseguir activar la red por defecto es la práctica del mindfulness.